Fecha de publicación: 24 Junio 2011
J. Gonzalo-Marín
Servicio de Digestivo. Hospital Costa del Sol. Marbella. Málaga.
Á. Pérez Aisa
V.M. Aguilar-Urbano
J.M. Rosales-Zabal
F. Fernández-Cano
J.M. Navarro-Jarabo
A.M. Sánchez-Cantos
El diagnóstico de ERGE, cuando se manifiesta de forma atípica con manifestaciones extraesofágicas, puede ser difícil de establecer y no se comprenden en su totalidad los mecanismos por los que el reflujo gastroesofágico oculto produce síntomas de la esfera otorrinolaringológica o respiratoria.
Valorar la correlación entre el estudio por sospecha de manifestaciones extraesofágicas de RGE y resultados de una pHmetría de doble canal esofágico. Valorar la correlación entre los hallazgos endoscópicos en reflujo patológico.
Se analizaron 77 pacientes que se indicó una pHmetría de doble canal esofágico por sospecha de padecer manifestaciones extraesofágicas de un reflujo gastroesofágico ácido patológico oculto. La mayoría de los pacientes que consultan por síntomas de la esfera ORL-respiratoria tienen una pHmetría patológica, con reflujo gastroesofágico ácido patológico severo y con una buena correlación de los mismos con el canal proximal. Hasta el 65% de los pacientes en cuya endoscopia no hay datos de esofagitis ni de hernia de hiato presentan un reflujo ácido patológico en la pHmetría de doble canal.
La pHmetría de doble canal es una buena herramienta diagnóstica en pacientes con sospecha de manifestaciones extraesofágicas de reflujo gastroesofágico (tos crónica, asma y laringitis por reflujo gastroesofágico), siendo patológica hasta en un 78%, 75.4%, 73.3% en las respectivas entidades. Sin embargo, en este subgrupo de pacientes, la aparición de lesiones endoscópicas atribuibles al reflujo aparece sólo en un 35% de casos.
ERGE, manifestaciones atípicas, síndromes extraesofágicos, pHmetría, doble canal.
It can be difficult to establish a GERD diagnosis when it shows atypical features with extraesophageal manifestations, and the mechanisms by which occult gastroesophageal reflux causes symptoms in the ENT or respiratory sphere are not fully understood.
Assessing the correlation between the study of suspected extraesophageal manifestations of GER and results of a dual-channel esophageal pH monitoring. Assessing the correlation between endoscopic findings in reflux disease.
77 patients under analisys underwent a dual channel esophageal pH monitoring for suspected extraesophageal manifestations of an occult gastroesophageal reflux disease. Most patients who complained of symptoms related to the ENT-respiratory sphere had a pathological pH monitoring, with severe gastroesophageal reflux disease and with a good correlation of this with the proximal canal. While the use of endoscopy showed no trace of esophagitis or hiatal hernia in 65% of patients, the dual-channel pH monitoring showed they suffered from acid reflux disease.
The dual-channel pH monitoring is a good diagnostic tool in patients with suspected extraesophageal manifestations of gastroesophageal reflux (chronic cough, asthma and gastroesophageal reflux laryngitis), being pathological in up to 78%, 75.4%, 73.3% in each of the respective entities. However, in this subgroup of patients, endoscopic lesions attributable to reflux appear only in 35% of cases.
GERD, atypical manifestations, extraesophageal syndromes, pH monitoring, dual channel.
Aida Selfa Muñoz
Hospital Universitario San Cecilio
Avda Dr. Olóriz, Nº 16
18012 Granada
958023325
aidasale@hotmail.com
Desde el año 2006 en que se desarrolló la conferencia de consenso de Montreal para definir y clasificar la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) se reconocen la pirosis y la regurgitación como síntomas típicos de ERGE. También se define la subdivisión del ERGE en dos subgrupos: el grupo de las manifestaciones o síndromes esofágicos (esofagitis por reflujo gastroesofágico (RGE), estenosis por RGE, esófago de Barret y adenocarcinoma) y el grupo de manifestaciones extraesofágicas. Algunas de ellas guardan una relación establecida como son la tos, laringitis y asma, en cambio hay otras en las que esta asociación aún está por demostrar[1].
Los mecanismos por los que el RGE contribuye a la producción de estos síndromes podrían ser la afección directa (aspiración); y la afección indirecta[1]-[5]. Esto permite discernir entre un RGE alto o supraesofágico y un RGE distal. El RGE supraesofágico correspondería al contenido gástrico que atraviesa el esófago y entra en la vía respiratoria o produce estimulación de los nervios laríngeo y faríngeo, causando tos como respuesta a dicho estímulo. El RGE distal corresponde a la tos secundaria a un reflejo traqueobronquial mediado por el nervio vago[6], [7]. De manera similar ocurre en la laringitis por reflujo, en la que pequeñas aspiraciones dañan la mucosa laríngea. Según estudios en animales, la mucosa laríngea es mucho más sensible que la esofágica, bastando pequeñas cantidades de contenido gástrico para dañarla[8], [9]. La laringitis crónica supone aproximadamente el 10% de los pacientes de la consulta otorrinolaringológica, estando en auge en los últimos años[10] y el RGE constituye una causa importante de la misma[11].
Las manifestaciones clínicas de RGE son menos frecuentes en pacientes con tos y asma. Hasta el 75% de los pacientes con RGE asociado a tos pueden no presentar síntomas típicos de reflujo. La prevalencia de RGE patológico en pacientes asmáticos con síntomas típicos es de un 59.2%[13] y el tratamiento con IBPs no parece mejorar objetiva ni subjetivamente la clínica de asma. Todo hace suponer que existen otros mecanismos de estimulación por otro tipo de sustancias no ácidas (pepsina, metacolina, ácidos biliares) sobre las que los IBP no llegarían a actuar[14], [15].
No existe un test diagnóstico definitivo que identifique de forma certera ésta entidad. Con la endoscopia alta como técnica diagnóstica, habitualmente hay poca correlación entre los hallazgos endoscópicos, los síntomas y los resultados de otros test diagnósticos[18]. La eficacia del ensayo con IBPs como tratamiento de la tos por RGE está bien establecida y demostrada[19], encontrando este método aún más fiable que la propia pHmetría. Diagnosticaría a un 79% de los pacientes con tos crónica por reflujo con sólo con observar una mejoría de los síntomas tras ensayo con IBPs [7]. La dosis recomendada de IBPs en ensayo terapéutico con fin diagnóstico y terapéutico, debe ser con IBPs a doble dosis durante al menos 12-16 semanas, especialmente aquellos sin mejoría en las primeras 4 semanas[18]. La pHmetría ambulatoria ha sido considerada como el Gold estándar para el diagnóstico de un RGE ácido patológico, con una sensibilidad de hasta el 90%. La pHmetría tiene varias limitaciones en este subgrupo de pacientes, disminuyendo la sensibilidad diagnóstica hasta un 66% [6,16], [17]. Su utilidad es para saber el tiempo en que el pH ácido está en contacto con la mucosa y la correlación entre un episodio de reflujo acido patológico, los síntomas y el patrón (bipedestación, decúbito) que adopta dicho reflujo, eliminando los periodos de ingesta y los pseudo-reflujos (caídas del pH en esófago superior en relación con artefactos). Estudios recientes y aprobados por el GEMD aprueban que los criterios que debe reunir cualquier caída del pH para ser considerada como un episodio de reflujo en la faringe o esófago proximal son descenso del pH por debajo de 4, rápido, agudo y mayor de 2 unidades, durante o inmediatamente después de la exposición ácida de esófago distal y sin relación con la ingesta o deglución[34]-[36]. Comparándola con otras técnicas, como el ensayo con IBPS, tiene un bajo potencial diagnóstico[18]. Sólo el 35% de los pacientes con tos secundaria a RGE diagnosticado por una pHmetría responden a tratamiento con IBPs[19].
Debido a la dificultad en diagnosticar una ERGE cuando el indicio es la sospecha de una manifestaciones extraesofágica y la necesidad de búsqueda de una técnica diagnóstica definitiva surge el objetivo principal de nuestro estudio: determinar la correlación que existe entre la sospecha clínica de manifestaciones extraesofágicas y la pHmetría de doble canal. El objetivo secundario fue valorar la correlación entre los hallazgos endoscópicos y la presencia de un reflujo ácido patológico en la pHmetría de doble canal realizada.
Se realiza un estudio descriptivo y retrospectivo de pacientes en sospecha de manifestaciones extraesofágicas por ERGE en la esfera otorrinolaringológica y respiratoria según la práctica clínica habitual, que fueron remitidos a la Unidad de Funcionales de Aparato Digestivo del Hospital Costa de Sol.
Los criterios de inclusión fueron: pacientes con manifestaciones extraesofágicas de reflujo gastroesofágico (tipo tos persistente, asma bronquial resistente a tratamiento y laringitis crónica y otras) de acuerdo con la clasificación de Montreal, excluyendo de nuestro análisis los pacientes remitidos por dolor torácico no cardiaco.
Las variables recogidas en el estudio se recogen en la Tabla1.
Recogimos los hallazgos en las diversas pruebas complementarias, gastroscopia, laringoscopia, manometría esofágica y pHmetría de doble canal.
La pHmetría de doble canal es una técnica para el diagnóstico de reflujo gastroesofágico que se basa en la detección del paso de contenido ácido del estómago hacia el esófago mediante la monitorización ambulatoria continua del pH en el esófago distal y proximal[21]. La preparación se realiza según el procedimiento estándar[21]. La sonda de registro para la realización de una pH de doble canal consta de una electrodo distal que se coloca 5 cm por encima de la localización del esfínter esofágico inferior (que se obtiene tras la realización previa de una manometría esofágica) y de un segundo electrodo más superior, a unos 15 cm del electrodo distal. La valoración global se efectúa mediante la puntuación de DeMeester et al[22]. Así podemos clasificar el RGE patológico en 3 grados: leve (14.72-20), moderado (20-30) y severo (>30). Sin embargo, actualmente se recogen una serie de variables recogidas en la Tabla 2, y especialmente con la medición del porcentaje de tiempo en que la mucosa está con un pH <4, que permite discernir entre 3 grupos pacientes: Grupo I o de predominio en bipedestación con una clínica abigarrada postprandial y con frecuentes eructos por la presencia de aerofagia por la deglución de saliva para neutralizar ácido, son raras las lesiones endoscópicas porque los episodios suelen ser de corta duración. Grupo II o de predominio en decúbito y Grupo III o de predominio mixto, siendo estos dos subgrupos los que tienen más riesgo de presentar broncoaspiraciones. Los valores normales del porcentaje de tiempo en que la mucosa con un pH<4 pueden consultarse en la Tabla 3.
En segundo lugar se realizó un segundo análisis relacionando los hallazgos en la pHmetría de doble canal y los hallazgos endoscópicos.
Análisis estadístico
Se realizó un análisis descriptivo de las variables contempladas en el estudio, calculándose para las variables cuantitativas la media y la desviación estándar, y para las variables cualitativas se incluyeron las frecuentas absolutas y porcentajes de cada categoría. El análisis de los datos se realizó mediante el paquete estadístico SPSS/PC versión 12.0.
Se incluyeron un total de 77 pacientes, 51 mujeres (66.2%) y 26 hombres (33.8%). La edad media fue de 52.8 años (39.4-66.2 (DE=13.4))
El porcentaje de pHmetrías de doble canal debido a la sospecha de manifestaciones extraesofágicas de ERGE fue de un 15% de todas las pHmetrías realizadas en nuestro hospital en el periodo de estudio.
La manifestación extraesofágica más presentada fue la tos crónica irritativa en un 41.6% (32/77), seguida de la laringitis posterior en el 19.5% (15/77) y del asma bronquial resistente a tratamiento en el 15.6% (12/77). La frecuencia con que se daban el resto de las manifestaciones fue: sensación de globo faríngeo en el 18.2%(14/77), disnea nocturna o con las comidas en el 11.7% (9/77), faringitis crónica en el 18.2% (14/77), disfonía en el 10.4% (8/77) y erosiones dentales en el 0%.
En el 90.9% se realizó una gastroscopia, el 59.7% una laringoscopia, y el 97.4% una manometría esofágica.
Los hallazgos que se tuvieron en cuenta en la gastroscopia fueron la presencia de hernia de hiato, que se objetivó en el 59.7% de los pacientes (46/77) y la de esofagitis, la cual presentaban un 9.1% (7/77). Los hallazgos más frecuentemente observados en la laringoscopia fueron el edema y eritema de faringe en el 39% de los pacientes (30/77). Otros como estenosis subglótica el 1.3% (1/77), laringoespasmo 3.9%(3/77), granulomas 2.6%( 2/77) y sin hallazgos 14.3% (11/77).
En lo que respecta al tratamiento establecido, el 80.5% tomaban IBPs previamente antes de la consulta y en el 80.5% de ellos se indicó ensayo terapéutico con IBPs a doble dosis durante 8 semanas. Seguidos en el tiempo, con una media de 7.94 meses (0.4-15.84 (DE=7.90)) hasta el 80% continuaba tomando la medicación mejoraran o no los síntomas.
Se realizó un análisis de los hallazgos en la pHmetría de doble canal en los diferentes grupos de manifestaciones extraesofágicas (Tabla 4). El 75 % de los pacientes con asma bronquial resistente a tratamiento tenían una pHmetría patológica, el 50% con reflujo gastroesofágico patológico severo, con patrón en bipedestación un 33% y mixto un 33.3% y hasta el 66.7% presentaban una buena correlación de los síntomas con el cana proximal. El 78% de los pacientes con tos crónica irritativa tenían una pHmetría patológica, el 50% con reflujo gastroesofágico patológico severo, el 33% con predominio de patrón mixto y hasta el 43.7% con una buena correlación del canal proximal con los síntomas. El 73.3% de los pacientes con laringitis posterior tenían una pHmetría patológica, el 60% de ellos un reflujo gastroesofágico ácido patológico severo sin observarse diferencias en el patrón, siendo por igual en bipedestación y mixto (33.3%) El 53,3% presentaba buena correlación de los síntomas con el canal proximal.
El segundo objetivo de nuestro estudio fue relacionar los hallazgos en la gastroscopia y la presencia o no de reflujo gastroesofágico ácido patológico (Figura 1). Hasta el 62% de los pacientes del grupo que no presentaban ni hernia de hiato ni esofagitis presentaban una pHmetría de doble canal patológica. Hasta el 80% de los pacientes del grupo con hernia de hiato tenían una pHmetría patológica y la totalidad de los pacientes con esofagitis en la gastroscopia tenían una pHmetría patológica.
PHmetría patológica según grupos de hallazgos en gastroscopia.
La pHmetría (de un canal) es hasta ahora la técnica usada para el diagnóstico de ERGE en pacientes con sospecha de manifestaciones extraesofágicas, principalmente valorando la asociación entre dichas manifestaciones y la existencia de episodios de reflujo esofágico o hipofaríngeo.
La sensibilidad de la pHmetría es alta para pacientes con síntomas típicos y sería lógico pensar que es adecuada para detectar la correlación de episodios de reflujo y síntomas respiratorios y otorrinolaringológicos. En este aspecto, Pellegrini y cols[24] publicaron un estudio en el cual lo episodios de reflujo gastroesofágico documentados por pHmetría se asociaban a una sensación de gusto ácido, tos o broncoespasmo. Existían ciertas características que diferenciaban esta subpoblación de aquella con síntomas típicos. A pesar de padecer síntomas respiratorios, no tenían o tenían poca pirosis y el 78% tenía alteraciones manométricas (aclaramiento esofágico enlentecido, especialmente en posición supina). Este fenómeno aparentó ser secundario a la mayor incidencia de trastornos motores y/o peristalsis alterada que padecían estos pacientes. Adicionalmente, identificaron un grupo de pacientes en los cuales la maniobra de Valsalva, generada por los síntomas respiratorios, desencadenaba episodios de reflujo. Esto constituyó un hallazgo importante, ya que indicó que las manifestaciones respiratorias “per se” podían alterar funcionalmente el esfínter esofágico inferior (EEI) y causar episodios de reflujo. Es decir, hay pacientes en los cuales la ERGE puede desencadenar síntomas respiratorios y otros en los cuales éstos pueden ser la génesis de la ERGE (o agravar una ya existente). En estos últimos, el tratamiento anti-reflujo -médico o quirúrgico- no abolirá los síntomas respiratorios.
La aparición de la pHmetría esofágica de 24 horas con 2 sensores de pH permite detectar la exposición ácida tanto en el esófago distal como proximal. Pellegrini y col[25] plantearon que era lógico pensar que los pacientes en los cuales el episodio de reflujo llegaba a la vía aérea, iban a tener una caída simultánea del pH esofágico a nivel distal y proximal, y que esta caída se correlacionaría con el síntoma respiratorio.
Según el estudio de Pellegrini y cols[26], hasta el 47% los pacientes en los que hay un porcentaje anormal de tiempo en esófago proximal un pH <4 patológico, presentaba síntomas respiratorios, frente a un 2% en el grupo en que el porcentaje era normal.
La presencia de episodios de reflujo a nivel del esófago proximal y su consiguiente correlación sintomática es útil aunque sigue habiendo pacientes sin un estudio positivo que pueden tener síntomas respiratorios o de la esfera ORL secundarios a la ERGE. En ellos se deben emplear estudios adicionales (pHmetría esófago faríngea, impedanciometría).
Nuestros datos se correlacionan con estudios previos[28] confirmándose que hasta el 60% de los pacientes remitidos por laringitis posterior presentan un RGE patológico severo, patrón en decúbito y mixto y mantienen una buena correlación con el canal proximal. Identificar directamente la lesión en la vía aérea es otra forma de estudiar estos pacientes. Lamentablemente, no todas las laringitis son secundarias a reflujo, es decir, no existe lesión laringoscópica patognomónica que nos informe acerca de la presencia de reflujo patológico a ese nivel. Combinando ésta con la pHmetría se podría identificar mejor a este tipo de pacientes. En nuestro estudio, los hallazgos más frecuentemente observados en la laringoscopia fueron el edema y eritema de faringe en el 39% de los pacientes.
En relación a la tos crónica nuestros datos fueron concordantes con estudios previos. El 78 % de los pacientes con tos presentaban una pHmetría patológica, el 60% con reflujo ácido patológico severo y casi el 44% con buena correlación con el canal proximal. El patrón predominante fue el mixto y en bipedestación. La pHmetría esofágica se ha usado en numerosos estudios para probar la hipótesis del mecanismo de acción de la tos en el reflujo. Parece que la mayoría de los episodios de tos se producen por anormalidades en el canal distal más que en el proximal. Waring et al[32] observó además que el reflujo proximal era más frecuente en pacientes sin síntomas atípicos, sugiriendo así pues poco valor predictivo de la pHmetría para evaluar la tos crónica.
Harding et al[30] demostró la correlación entre los síntomas respiratorios y los episodios de reflujo. En nuestros resultados, encontramos cifras de reflujo patológico de hasta el 78% en los pacientes con asma y con una correlación con el canal proximal de hasta el 66.7%, cifra algo menor a la del estudio de Harding (79%) aunque no desdeñable. Debemos de tener en cuenta que los hallazgos de una pHmetría patológica no predicen que el paciente vaya a responder al tratamiento. Es más importante la mejora de los síntomas con el tratamiento que la propia demostración de un reflujo ácido patológico. Después de todo, aún así la mejoría de los síntomas en pacientes asmáticos no se suele acompañar de una mejora tan franca en los parámetros respiratorios de función pulmonar, necesidad de medicación respiratoria o en los términos de supervivencia[31].
Respecto a los resultados obtenidos de la correlación entre gastroscopia y pHmetría, nos indican que hasta el 65% de los pacientes sin hallazgos en la gastroscopia tienen un reflujo gastroesofágico ácido patológico silente desde el punto de vista endoscópico, pero no desde el punto de vista clínico. Por lo cual, una gastroscopia normal no descartaría la presencia de un RGE ácido patológico[33].
En nuestro estudio se contemplan varias limitaciones, de entre las cuales cabe mencionar que se trata de un estudio retrospectivo, que es difícil la correlación entre los síntomas y el reflujo patológico y que aún no hay un consenso establecido en la forma de definir los parámetros de la pHmetría de doble canal.
Con este trabajo, podemos concluir que la pHmetría de doble canal es una buena herramienta diagnóstica en pacientes con sospecha de manifestaciones extraesofágicas de RGE (tos crónica, asma y laringitis por RGE), siendo patológica hasta en un 78%, 75.4%, 73.3% en las respectivas entidades. Sin embargo, en este subgrupo de pacientes, la aparición de lesiones endoscópicas atribuibles al reflujo aparece sólo en un 35% de casos.
Por lo tanto, el papel del reflujo no ácido o intermitente en este grupo de pacientes aún no está bien estudiado y todavía necesita de futuras investigaciones[29], probablemente asociada a otras técnicas de mayor rentabilidad diagnóstica como la impedanciometría.
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