Fecha de recepción: 27 Marzo 2016
Fecha de aceptación: 09 Abril 2016
Fecha de publicación: 25 Abril 2016
V. Aguilera
Unidad de Gestión Clínica de Enfermedades Digestivas. Hospitales Universitarios Virgen del Rocío – Virgen Macarena. Sevilla.
J. Ampuero
R. León
M. Romero-Gómez
F. García
La cirrosis hepática implica la necesidad de tener que evaluar, de forma periódica, la presencia de varices esófago-gástricas como signo de hipertensión portal mediante la realización de endoscopia digestiva alta. La sedación endoscópica habitual puede tener efectos secundarios importantes en población con cirrosis hepática, debido a que la insuficiencia hepatocelular altera el metabolismo de los fármacos típicamente utilizados. El principal efecto adverso derivado es la aparición de encefalopatía hepática, la cual puede aparecer incluso hasta 6 horas después de la sedación. Por ello, se recomienda utilizar con precaución la sedación basada en benzodiacepinas, principalmente con midazolam, y en menor medida los derivados opioides. Particularmente, los pacientes con una mala función hepática (Child-Pugh C) deberían evitar estos fármacos. En este contexto, la sedación con propofol se muestra especialmente útil ya que no desencadena encefalopatía hepática y no presenta mayor riesgo de otras complicaciones (hipotensión, depresión respiratoria) que las benzodiacepinas.
Palabras clave: Encefalopatía hepática, sedación endoscópica, cirrosis hepática, propofol.
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