Self URI: This article is available from https://www.sapd.es/revista/2018/41/1/02
Fecha de recepción: 04 Diciembre 2017
Fecha de aceptación: 17 Enero 2018
Fecha de publicación: 27 Febrero 2018
E. Redondo-Cerezo
Hospital Universitario Virgen de las Nieves. Granada.
La sedación puede definirse como una disminución del nivel de conciencia inducida por fármacos mediante el que se consiguen dos objetivos: disminuir la ansiedad y el estrés del procedimiento y mejorar la calidad de la exploración.
Existe una amplísima experiencia de sedación guiada por endoscopistas, en condiciones de seguridad y eficacia que hacen estériles las polémicas actuales sobre si deben o no hacerlo. La evidencia acumulada en cientos de miles de pacientes apoya esta práctica. El endoscopista debe seleccionar cuidadosamente los pacientes que va a sedar, con una exploración adecuada y evaluación del riesgo anestésico previos al procedimiento, dejando al anestesista pacientes de mayor riesgo y procedimientos más prolongados y de mayor complejidad.
La sedación debe aplicarse con un plan previamente prefijado, con adecuada monitorización de pulsioximetría y tensión arterial. La capnografía no es imprescindible. El fármaco más extensamente empleado es el propofol, que puede administrarse sólo, o bien balanceado con midazolam o fentanilo. Otros fármacos actualmente empleados en la sedación son el diazepam y la meperidina, frecuentemente en combinación, resultando más rápido y conveniente para los actos endoscópicos el propofol. Tras el procedimiento es importante disponer en la unidad un protocolo de alta, y que el paciente reciba no sólo el informe del procedimiento, sino instrucciones escritas sobre los siguientes pasos a dar en su proceso clínico.
El entrenamiento en sedación endoscópica debe ser parte del programa formativo del especialista en Aparato Digestivo.
Palabras clave: sedación, endoscopia digestiva, propofol.
Sedation can be defined as a pharmacologically induced impairment of the conscience level with two main goals: anxiety and stress reduction and an improvement of the quality of the procedure.
There is a wide experience of endoscopist-guided sedation with such safety and efficacy that current arguments about who should sedate seem utterly futile. Accumulated evidence on hundreds of thousand patients support this practice. The endoscopist might carefully select the patients which are going to undergo sedation, by means of a pre-procedural evaluation, leaving for the anesthetist the most risky patients as well as the longer and more complex procedures. After the procedure, the unit should have a discharge protocol.
Sedation should be previously planned and performed under pulsioximetry and blood pressure monitoring. Capnography is not mandatory so far. The most usual drug used for sedation in the endoscopy setting is propofol, which can be used even alone or combined with other sedatives in balanced propofol schemes. Other drugs also used are meperidine or diazepam, usually combined, but being propofol quicker and more convenient for endoscopic purposes. It is essential to have a discharge protocol in the endoscopy unit, and the patients should be given not only the report, but also written instruction about next steps in the clinical process.
Training in sedation for gastrointestinal endoscopy should be part of the core curriculum for the new gastroenterology specialists.
Keywords: sedation, gastrointestinal endoscopy, propofol.
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