CORRESPONDENCIA
Maria del Mar Torrecillas Cabrera
Hospital Universitario Clínico San Cecilio
18016 Granada
CITA ESTE TRABAJO
Torrecillas Cabrera MM, Revelles Paniza M, Milena Muñoz A. Invaginación intestinal como simulador de abdomen agudo en paciente joven. RAPD Online. 2021;44(2):78-80.
Introducción
La invaginación intestinal se produce cuando un segmento de intestino se introduce en el interior de otro distal adyacente[1]-[2][3]. Es común en niños, predominantemente menores de 3 años3 y es excepcional en adultos[1],[2],[4].
Caso clínico
Se presenta el caso de un varón de 16 años que acude a urgencias dos días consecutivos por dolor abdominal y vómitos. Tránsito intestinal normal, sin fiebre ni otra sintomatología de interés. No refiere episodios previos de dolor similares. A la exploración física el paciente refiere dolor a la palpación en epigastrio. La analítica y la radiografía simple del abdomen no muestran alteraciones de interés. Se pauta analgesia intravenosa y ante la persistencia de los síntomas se realiza ecografía de abdomen que se completa con TC. La exploración realizada muestra imagen en diana localizada en hipocondrio izquierdo originada por presencia de un asa de intestino delgado en el interior de otra, hallazgos compatibles con probable invaginación intestinal (posiblemente yeyuno-yeyunal). El resto de asas intestinales son de diámetro y grosor parietal normal, con contenido aéreo hasta ampolla cecal, sin observar imágenes radiológicas de obstrucción intestinal (Figuras 1 y 2).
Figura 1
Imagen de TC abdominopélvica con contraste intravenoso, en plano axial donde se observa imagen “en diana” localizada en hipocondrio izquierdo, que parece estar formada por la presencia de un asa de intestino delgado en el interior de otra, compatible con invaginación intestinal yeyuno-yeyunal.
Figura 2
Imagen de TC abdominopélvica con contraste intravenoso, en plano coronal, Identificando la invaginación intestinal del mismo paciente con el llamado “signo de la salchicha”.
Tras este diagnóstico se pasa al paciente a observación con tratamiento analgésico y dieta absoluta, presentando este buena evolución clínica y finalmente desaparición de los síntomas tras lo cual se procede al alta con recomendaciones y cita para revisión con entero-RM programada. La entero-RM a los pocos días demostró resolución espontánea.
Discusión
La invaginación intestinal es la causa más frecuente de obstrucción intestinal y la segunda de abdomen agudo en la población pediátrica[3],[4].
En niños la mayoría de casos son idiopáticos[1] aunque existe asociación con patologías como divertículo de Meckel, púrpura de Henoch Schonlein, apendicitis, pólipos intestinales o linfomas[3]. En adultos se suele identificar la causa, siendo la más común en el adenocarcinoma[1].
Se ha visto mediante estudios recientes que entre un 1,5-12% de los niños mayores de 3 años con invaginación intestinal suelen asociar una lesión patológica subyacente[3].
La invaginación intestinal se clasifica según su ubicación en: íleo cólica, íleoileo-cólica, colo-cólica y de intestino delgado (yeyuno-yeyunal e ileo-ileal)[1]. El tipo más común es la ileocólica. Las que solo incluyen intestino delgado suelen resolverse espontáneamente al contrario que las ileo-cólicas[3].
Los síntomas son inespecíficos. Los más comunes incluyen masa abdominal, heces rojas ("en jalea de grosella) y dolor abdominal[1],[2] si bien aproximadamente un 20% de los niños no muestran dolor abdominal en ningún momento de su evolución clínica[1].
En adultos la forma de presentación es insidiosa, con frecuencia se desencadenan crisis recurrentes de dolor abdominal con elevación de reactantes de fase aguda[4] y muchos de ellos tienen historia crónica de dolor abdominal vago y pérdida de peso [1],[2].
El diagnóstico en más del 60% de los niños se lleva a cabo mediante radiografía simple de abdomen, sin embargo presenta una sensibilidad y especificidad reducida, siendo la ecografía la prueba de elección en la que el signo clásico es la imagen en "diana" en corte transversal y de "pseudoriñón" en longitudinal[1].
La Tomografía computerizada (TC) es la prueba más sensible, con una precisión entre el 58-100%[1]. En ella se visualiza una imagen "en diana" en el plano axial y el ‘’signo de la salchicha’’ en el plano longitudinal[1],[2].
El tratamiento depende del tipo y la estabilidad del paciente[3].
En niños el tratamiento de elección en pacientes pediátricos es la reducción guiada por fluoroscopia o ultrasonografía con aire o enema de solución salina[1],[3]. La cirugía se lleva a cabo en aquellos casos en los que fracase la reducción radiológica o si hay alguna complicación como: perforación, peritonitis, sepsis o presencia de una lesión patológica[1]. Las invaginaciones que solo incluyen intestino delgado, no son comunes en la edad pediátrica y se reducen espontáneamente[3].
En la invaginación intestinal en el adulto, la alta probabilidad de malignidad hace que la resección se lleve a cabo en la mayoría de los casos sin reducción previa de la invaginación[1] aunque hay informes recientes que recomiendan la reducción inicial del intestino viable antes de la resección[2].
En la población pediátrica está enfermedad suele presentar un buen pronóstico si bien es necesario realizar un diagnóstico temprano pues pueden producirse complicaciones con una alta morbimortalidad[3].
Es conocida la predilección de la invaginación intestinal como causa de abdomen agudo en la población pediátrica, si bien es más común en menores de 3 años, siendo infrecuente en pacientes jóvenes. El diagnóstico está basado en los hallazgos clínicos y en las pruebas radiológicas, por lo que consideramos que es de gran interés conocer los hallazgos propios de esta patología tanto en ecografía y en tomografía computarizada ya que un diagnóstico preciso condicionará la mejor aproximación terapéutica, que en muchas ocasiones es compleja.